Influencia de Papá Roncón en la música afroecuatoriana y preservación de tradiciones orales

Papá Roncón tocando marimba

Papá Roncón (Guillermo Ayoví Erazo) fue durante décadas un pilar de la cultura afroecuatoriana, reconocido por transmitir saberes musicales ancestrales a nuevas generaciones y por su trabajo comunitario como músico, lutier y narrador oral. Un perfil reciente del Instituto Nacional de Patrimonio Cultural subraya que "a lo largo de sus 92 años de vida" se dedicó a preservar y difundir la memoria musical de su pueblo, convirtiéndose en guardián de la memoria colectiva.

Raíces familiares y formación musical temprana

Nacido el 15 de febrero de 1928 en la comunidad de Borbón, provincia de Esmeraldas, Guillermo Ayoví Erazo creció en el seno de una familia donde la música era parte integral de la vida cotidiana. Su padre, conocido como "Roncón", era ya reconocido como marimbero y constructor de instrumentos, legado que el joven Guillermo heredaría no solo en nombre artístico sino también en vocación. Desde temprana edad, Papá Roncón mostró una afinidad natural por los ritmos ancestrales del Pacífico ecuatoriano, aprendiendo a tocar la marimba bajo la tutela paterna y absorbiendo las tradiciones orales que se transmitían de generación en generación en su comunidad.

La formación musical de Papá Roncón no se limitó al ámbito familiar. En Borbón, una zona donde confluyen ríos y culturas, tuvo la oportunidad de interactuar con diversos grupos afrodescendientes que mantenían vivas sus tradiciones musicales. Esta rica diversidad cultural le permitió conocer no solo los ritmos de marimba sino también los arrullos, bundes, currulaos y alabaos que forman parte del patrimonio musical afroecuatoriano. Su formación fue, por tanto, integral: técnica instrumental, comprensión de los códigos culturales asociados a cada ritmo y, fundamentalmente, el significado espiritual y social de la música en la cosmovisión afroecuatoriana.

Maestría en la construcción de instrumentos

Una de las facetas más destacadas de Papá Roncón fue su habilidad como lutier, específicamente en la construcción de marimbas. Este arte, que requiere no solo destreza manual sino también un profundo conocimiento de las maderas locales y sus propiedades acústicas, fue transmitido de padre a hijo como un saber ancestral. Papá Roncón perfeccionó las técnicas heredadas y desarrolló sus propios métodos para seleccionar y trabajar la chonta, madera tradicionalmente utilizada para las teclas de la marimba por su dureza y resonancia.

El proceso de construcción de una marimba, según los testimonios recogidos por el Instituto Nacional de Patrimonio Cultural, podía tomar varias semanas y requería de un conocimiento preciso sobre las dimensiones, afinación y equilibrio del instrumento. Papá Roncón no solo dominaba estos aspectos técnicos sino que también comprendía la dimensión espiritual del proceso: cada marimba construida era considerada un ser vivo, capaz de transmitir las emociones y la historia del pueblo afroecuatoriano. Esta visión holística de la construcción instrumental le valió el reconocimiento no solo a nivel local sino también nacional e internacional.

Preservación y transmisión de tradiciones orales

Más allá de su expertise musical e instrumental, Papá Roncón se distinguió como guardián de las tradiciones orales afroecuatorianas. En una cultura donde la oralidad ha sido históricamente el principal vehículo de transmisión de conocimientos, su papel como narrador y preservador de historias fue fundamental. A través de décadas de trabajo comunitario, recopiló cuentos, leyendas, décimas y arrullos que corrían el riesgo de perderse con el paso del tiempo y la migración de las nuevas generaciones hacia los centros urbanos.

Su trabajo de preservación no se limitó a la recolección pasiva de material oral. Papá Roncón desarrolló metodologías propias para enseñar y transmitir estos saberes, combinando la narración con la práctica musical y la construcción de instrumentos. Esta aproximación pedagógica integral permitía que los jóvenes no solo aprendieran las técnicas musicales sino que también comprendieran el contexto cultural, social y espiritual en el que se inscriben las tradiciones afroecuatorianas. De esta manera, cada alumno se convertía en un potencial transmisor de la cultura, asegurando la continuidad generacional del patrimonio inmaterial.

Reconocimiento nacional e internacional

La labor de Papá Roncón como preservador de la cultura afroecuatoriana le valió reconocimientos tanto a nivel nacional como internacional. En Ecuador, fue declarado Patrimonio Cultural Vivo por el Instituto Nacional de Patrimonio Cultural, distinción que reconoce a personas que poseen y transmiten conocimientos y técnicas tradicionales relevantes para la identidad cultural del país. Este reconocimiento no solo validó su trabajo sino que también contribuyó a visibilizar la importancia de las tradiciones afroecuatorianas en el panorama cultural nacional.

A nivel internacional, Papá Roncón participó en diversos festivales y encuentros culturales donde representó a Ecuador y compartió escenario con músicos de otros países del Pacífico. Su presencia en estos espacios contribuyó a posicionar la música afroecuatoriana en el mapa mundial y a establecer diálogos interculturales con otras tradiciones musicales afrodescendientes de la región. Estas experiencias también enriquecieron su propia práctica, al permitirle conocer variaciones y desarrollos de tradiciones musicales similares en Colombia, Panamá y otros países de la cuenca del Pacífico.

Impacto en las nuevas generaciones

Uno de los legados más significativos de Papá Roncón fue su capacidad para conectar con las nuevas generaciones y transmitirles la pasión por las tradiciones afroecuatorianas. A través de talleres, presentaciones en escuelas y participación en festivales juveniles, logró despertar el interés de niños y jóvenes que, en muchos casos, habían perdido el contacto con sus raíces culturales debido a procesos de migración, urbanización o influencia de culturas foráneas.

Su metodología pedagógica se basaba en la experiencia práctica y el aprendizaje lúdico. Los jóvenes no solo aprendían a tocar instrumentos sino que también participaban en la construcción de marimbas, conocían las historias asociadas a cada ritmo y comprendían el papel de la música en ceremonias y celebraciones comunitarias. Esta aproximación integral aseguraba que el aprendizaje fuera significativo y duradero, creando vínculos emocionales profundos entre los estudiantes y su patrimonio cultural.

Contribución a la investigación musicológica

La extensa experiencia y conocimiento de Papá Roncón lo convirtieron en una fuente invaluable para investigadores, musicólogos y antropólogos interesados en el estudio de las tradiciones afroecuatorianas. Su colaboración con académicos nacionales e internacionales contribuyó significativamente al desarrollo de investigaciones que han permitido documentar, analizar y comprender mejor las complejidades de la música afroecuatoriana y su evolución histórica.

Estas colaboraciones académicas no solo beneficiaron a la comunidad científica sino que también tuvieron un impacto positivo en las propias comunidades afroecuatorianas. Los estudios realizados con la participación de Papá Roncón contribuyeron a visibilizar la riqueza y complejidad de las tradiciones musicales afrodescendientes, combatiendo estereotipos y prejuicios que históricamente han afectado a estas comunidades. Además, muchas de estas investigaciones se tradujeron en materiales educativos, documentales y grabaciones que hoy sirven como recursos para la enseñanza y preservación de estas tradiciones.

Legado y continuidad

La muerte de Papá Roncón en 2020 representó una pérdida significativa para la cultura afroecuatoriana, pero su legado perdura a través de las múltiples generaciones de músicos, constructores de instrumentos y narradores que formó a lo largo de su vida. Sus discípulos continúan transmitiendo las técnicas y conocimientos que aprendieron de él, asegurando que su obra trascienda su presencia física y se mantenga viva en las comunidades afroecuatorianas.

El impacto de su trabajo también se refleja en el creciente interés por las tradiciones afroecuatorianas entre las nuevas generaciones y en la mayor visibilidad que estas tradiciones han alcanzado en los últimos años. Festivales, encuentros culturales y programas educativos que promueven la música afroecuatoriana llevan su huella, ya sea a través de metodologías que él desarrolló o de músicos que se formaron bajo su tutela. En este sentido, Papá Roncón no solo fue un preservador de tradiciones sino también un sembrador de futuro, cuya obra continúa germinando en cada nueva generación que se acerca a las raíces musicales afroecuatorianas.

Reflexiones sobre la importancia cultural

La figura de Papá Roncón trasciende el ámbito puramente musical para convertirse en un símbolo de resistencia cultural y preservación identitaria. En un contexto donde las tradiciones ancestrales enfrentan constantes amenazas debido a la globalización, la urbanización y los cambios generacionales, su trabajo representa un ejemplo de cómo es posible mantener vivas las raíces culturales sin renunciar al diálogo con la modernidad.

Su enfoque, que combinaba la preservación rigurosa de las tradiciones con la apertura a nuevas influencias y contextos, ofrece un modelo valioso para otros guardianes culturales en Ecuador y la región. Papá Roncón demostró que la cultura tradicional no es un museo estático sino un organismo vivo que puede adaptarse y evolucionar sin perder su esencia. Esta visión dinámica de la tradición es quizás uno de sus aportes más valiosos al debate contemporáneo sobre patrimonio cultural y identidad en sociedades multiculturales.

En última instancia, la vida y obra de Papá Roncón nos recuerdan que la cultura es, ante todo, un acto de amor y compromiso comunitario. Su dedicación de más de nueve décadas a preservar y transmitir las tradiciones afroecuatorianas no fue solo un trabajo profesional sino una misión de vida, alimentada por la convicción profunda de que estas tradiciones son esenciales para la identidad y el bienestar de su pueblo. En cada marimba que construyó, en cada historia que narró y en cada joven que formó, Papá Roncón dejó una semilla de esperanza para que la riqueza cultural afroecuatoriana continúe floreciendo en las generaciones venideras.